Nota de presna publicac en el peridico Página Siete el día 23 de Julio de 2017 en la revista Miradas en la página 4
La forma en que se desarrolla el vínculo es una determinante fundamental de la salud mental del niño.
Bitia Vargas La Paz
El apego es ese vínculo emocional que se establece entre la madre, el cuidador primario y el bebé.
Es debido a este vínculo especial que se va formando entre esa pareja singular, que el bebé siempre intenta mantenerse cerca de su madre y de su padre, poniéndose triste o sintiendo su ausencia cuando por alguna razón le separan de ella, o de él.
La forma en que se desarrolla este vínculo es una determinante fundamental de la salud mental del niño y posterior adulto. Por lo tanto, el apego, en caso de que no haya sido saludable, ni positivo, puede acarrear grandes problemas en la vida adulta.
Un estudio científico evidenció los tipos de apego que hoy en día se conocen: seguro, inseguro, ansioso y desorganizado.
Hablamos de apego seguro cuando el niño se siente protegido y contenido por el adulto, siendo normal que extrañe su presencia, o que su ausencia le afecte. Si bien se siente triste y afectado por la ausencia de la madre, rápidamente se consuela cuando ella regresa. En este caso el niño asocia la seguridad con la madre, y eso es saludable.
Este tipo de apego coadyuva a que en la adultez la persona se sienta segura de sí, tenga un autoconcepto positivo de sí misma y una autoestima saludable, lo que le permite enfrentar y adaptarse más rápidamente a las dificultades de la vida. En cuanto a la elección de la pareja, las personas que han desarrollado un apego positivo no intentan buscar en el otro algo que les complete, porque no son personas a medias, sino enteras, buscan en el otro algo que les complemente, sin perder la singularidad y respetando los espacios de cada quien, lo que no sucede, por supuesto, en el apego inseguro, ansioso y desorganizado.
El apego inseguro, por otro lado, se presenta cuando los padres son poco afectivos y poco disponibles con el bebé, no responden a sus necesidades emocionales y creen que el llanto está más asociado a la crianza que a la demanda de amor de los hijos.
En este caso, cuando la madre se va, el niño puede no sentir su ausencia e ignorarla cuando regresa. Podemos llegar a creer que esto es muy bueno, porque pareciera que el niño es totalmente independiente, pero en realidad ello no hace más que demostrar que los vínculos afectivos entre la madre y el hijo no son lo suficientemente estables ni fuertes.
Este tipo de apego puede conducir en la vida adulta a lo que llamamos "frialdad emocional”: la incapacidad de generar vínculos con terceras personas, lo que le dificulta en la vida de pareja.
El apego ansioso se da cuando los padres suelen ser figuras constantemente ausentes y presentes, que se muestran afectivos y disponibles y otras veces nerviosos y castigadores. Las personas que han desarrollado este tipo de apego suelen ser temerosas o pasivas-agresivas, dependientes del otro, ser demandantes de atención y furiosas y tristes cuando no lo reciben de sus parejas. Están constantemente buscando llenar sus "vacíos” a través del otro, por lo tanto, no es extraño que se involucren profundamente con alguien que apenas conocen.
El apego desorganizado va a ser resultado de unos padres cambiantes e inestables. Generalmente se desarrolla en familias conflictivas y caotizadas, en la que cada miembro de la familia sobrevive como puede.
Como consecuencia, el niño cree que no lo aman lo suficiente para preocuparse por él, o que no es importante, lo cual afecta en gran medida a la consolidación de una autoestima alta.
Si bien no todas las personas que no han tenido la oportunidad de desarrollar un apego positivo con sus cuidadores van a necesariamente tener un trastorno de salud mental, es importante entender que el modo en que nos vinculamos con nuestros hijos va a ser determinante en su futuro.
No podemos obviar que aun en las peores circunstancias existe una esperanza, que al final del día puede salvarnos pesar de los pronósticos, se llama resiliencia, y lo mejor de todo es que es una capacidad inherente a todo ser humano.